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jueves, 30 de agosto de 2007

Comenar Viejo (28 de agosto de 2007) - Técnica y Pundonor

Lo único que salvó la tarde fue la técnica y el pundonor de Juli y Perera.

Los toros de Los Eulogios fueron malos de solemnidad: flojos, descatados, peligrosos a ratos,... Así no hay forma de que aquello cuaje y de que se culmine el tipo de actuación que dignifica y engrandece la Fiesta.

Se guardó un minuto de silencio en el aniversario de la muerte de Manolete, interrumpido como de costumbre por lo que empiezan a aplaudir para darlo por acabado antes de que hayan pasado diez segundos. Afortunadamente, las cuadrillas y la mayoría del público lo respetó en su integridad y afeó el comportamiento a los impacientes.

Hubo ovación a Rincón al finalizar el paseillo. Pero después aquellas cañas se convirtieron en lanzas y su desconfianza con ambos toros le hizo escuchar dos sonoras broncas. Los toros no fueron buenos, pero el público hubiera agradecido una cierta disposición. Siento no haber podido ver al gran Rincón de otras veces esta temporada. No sé si en la feria de otoño... Me gustaría que los toros le ayudaran y que él pudiera ganar en confianza.

El Juli sacó algunos pases buenos a su segundo, que fue poniéndose cada vez más complicado y al que acabó macheteando de forma muy torera cuando no había nada más que hacer. En el quinto dio una auténtica lección de técnica y pundonor, de colocación y temple, de aguante. Fue una faena de mucho mérito. De esas que dicen que son para los aficionados... Desde aquí se le agradece (peor hubiera sido no ver nada y la verdad es que desmostró una total suficiencia y orgullo), pero este aficionado prefiere que los toros embistan y humillen.

Perera hizo dos faenas muy serias. Pero las dificultades de sus toros, su falta de raza y de una embestida clara, hicieron que, como en el caso de El Juli, el deleite fuera más intelectual que sentimental. Sin duda, es agradable apreciar un torero que se pone, aguanta y saca a base de técnica embestidas o medias embestidas que de otro modo hubiera sido imposible. Hay que reconocer su toreo asentado, su variedad y disposición. Pero un toro desrazado, sin clase, hace que sea imposible que surja la genialidad.

En definitiva, una tarde para el reconocimiento del buen momento de dos toreros (Juli y Perera) y la preocupación por cómo concluirá Rincón esta temporada de su retirada, pero sin toros que hayan propicionado momentos de más envergadura.

PD: Me temo que me quedo sin ir a Palencia. La cogida de José Tomás vuelve a recordar que esto no es una broma. Después de la lucha con las operadoras virtuales telefónicas para conseguir la entrada y los paseos para recogerla, José Tomás no hará el paseillo y yo me evitaré los más de quinientos kilómetros de ida y vuelta que tenía previstos en el día de la vuelta de las vacaciones de medio Madrid.

¿Cuándo darán el nombre del sustituto y podrán devolverse las entradas? Supongo que podrá hacerse en el mismo sitio donde se recogió, ¿no?

martes, 28 de agosto de 2007

Comenar Viejo (27 de agosto de 2007) - De la feria

Colmenar está muy cerca de Madrid, como San Sebastián de los Reyes. Y en ambos municipios coinciden por estas fechas unas ferias taurinas con carteles variados y de gran atractivo.
Colmenar, además, es una plaza anudada a la historia del toreo por el hilo negro de la tragedia. Como Linares (José María, estás en todo http://lagrantemporada.blogspot.com/2007/08/60-aos.html), Pozoblanco, Talavera,... Aquí, hace poco más de veinte años, Burlero partió el corazón al joven Yiyo. Todo el entorno lo recuerda: la plaza cercana con su estatua o la placa junto a la Puerta Grande pregonan que una figura se dejó la vida aquí, en la suerte suprema, tras una faena magistral. No hay plaza pequeña: cualquier torero la engrandece con su arte y con su entrega.

El Cid venía de su encerrona en Bilbao con los victorinos que, según cuentan, tuvo tintes de verdadera reivindicación de su dimensión torera. Aquí, a su primero, un toro que se dejaba, lo cuidó mucho con la capa por miedo a acabar con las fuerzas juestas que parecía tener. Pero el toro se vino arriba después de las banderillas y, tras un comienzo muy torero con cambios de manos y trincheras, lo toreó bien con ambas manos. Gustó especialmente la serie con la derecha en la que dio mucho sitio al toro, dejándole venir de lejos. Mató de una estocada desprendida y cortó una oreja.

Al cuarto, al que toreó bien a la verónica, no lo quiso ver con la muleta. El toro se revolvía muy rápido y lanzaba algunos tornillazos. No parecía que pudiera haber un lucimiento similar al del primer toro, pero el público esperaba más disposición por parte del matador.

A El Fandi lo pitaron en sus dos toros. En su primero, el ambiente se puso en contra desde el primer par de banderillas, de ejecución y colocación especialmente defectuosas. Luego, con la muleta, instrumentó pases con ambas manos sin especial transmisión. En el quinto, recibió de capa al toro con lances vistosos y ejecutó mejor el tercio de banderillas (especialmente jaleado el tercero, al violín). Con la muleta, el trasteo tampoco llegó al público, que volvió a mostrar su disgusto con el matador.

Castella, por su parte, estuvo tremendamente serio toda la tarde. En el tercero, un manso de libro que no atendió a la muleta y huía hacia toriles a la menor oportunidad, le plantó cara y le sacó los pocos pases que tenía uno a uno. Pero lo realmente grande vino en el sexto, al que cuajó una faena magnífica. Lo recibió muy templado con la capa. No hubo quite (tal vez porque al salir del encuentro el toro dio una tremenda vuelta de campana), pero vivimos un brillante tercio de banderillas, en el que destacó sobre todo el primero de su cuadrilla (Curro Molina). El comienzo de faena fue con dos pases cambiados en el centro del ruedo, marca de la casa. Luego, hubo muy buen toreo en redondo, profundo y serio. Al natural, vimos pases magníficos. Incluso cuando el toro se empezó a quedar más parado, Sebastián aguantó imperturbable. Para finalizar, circulares para la galería y unas manoletinas de perfecta ejecución (una, en especial, tan ceñida que sólo sus reflejos evitaron un disgusto). Después de un pinchazo, casi entera y descabello, el presidente concedió las dos orejas pedidas con insistencia por toda la plaza. Toda la faena de Castella se desarrolló en el centro del anillo y llegó por igual a los aficionados y al público, que, en contra de lo que a veces se dice, disfrutan por igual del buen toreo.

PD: quedan en la mochila las crónicas de la final de las novilladas de Madrid, las tres tardes de El Puerto y una corrida agosteña de Madrid. Con algo de desorden cronológico, pero de todo se irá dando cuenta.

60 años


Hoy se cumplen 60 años de la tarde de Linares:
-"Niño, sube a la suite dos anisetes,que, hoy, vamos a perder los alamares"-de purísima y oro, Manolete,cuadra al toro, en la plaza de Linares. (J. Sabina)
Mañana, día de la agonía, J.T. (agónico), le rinde homenaje en la plaza, lo cual no es exhibicionismo, sino que se entiende como parte de la actitud de este torero mental.
En sus ENCUENTROS CON LAS LETRAS el crítico literario y buen aficionado Santos Domínguez -que alguna vez se ha ocupado con generosidad de esta página- hace una interesante reseña del libro de reciente Publicación SOL y SOMBRA de Manolete.
Valga como homenaje.

lunes, 27 de agosto de 2007

COSSIO (2)

Seis Dedos-Zytro

Y en medio Rafael de Paula (SOTO) , 20 tomos 20, 20 homilías de Pedro J. para llegar al más grande: Seis Dedos-Zytro, esos grandes artistas de cartel.

Se anuncian 10 tomos más de crónicas hasta que nos veamos -allá por el tomo 30 en navidades-, a nosotros mismos en la Corrida en la que José Tomás reventó la temporada en la Monumental, algo así como cuando Don Quijote veía sus aventuras impresas camino de... Barcelona.

Seguro que tras los 30 tomos nos cuelan el toro y la internet o el toro y la paleontología y aun aparecemos en algunos de los tomos, pero firmando, aquéllos que hacían la GRAN TEMPORADA durante la temporada más grande.

Conviene escribir algún día en serio, conviene.

sábado, 18 de agosto de 2007

Ávila 22 de Julio de 2007 - Competencia

Era evidente que la mayoría de la gente acudía a ver a José Tomás. Tanto, como que los cabales reconocían el gran mérito de El Juli, que no tenía nada que ganar y que, sólo por apoyar la fiesta y por orgullo, estaba allí.

Al final, José Tomás puso la liturgia y El Juli el mejor toreo. De los toros mejor no hablamos (flojos y descastados, sólo se salvó el quinto). Con casta, bravura y movilidad, hubiéramos vivido una tarde completa. Se palpaba la rivalidad y las ganas de ambos de reivindicarse como figuras de época.

De los aficionados, muchos de Madrid. Ellos fueron los que acallaron la música cuando toreaba José Tomás al primero. Y los que reconocieron en la faena al quinto los ecos de la gran tarde de El Juli en el San Isidro de este año.

De José Tomás nos quedamos con su actitud, su forma de estar en la plaza, su hieratismo. El primer toro lo arrolló en un quite por gaoneras y, sin inmutarse, se levantó y volvió a instrumentar nuevamente el quite. El toreo con la derecha de mano baja al principio de esta faena y el final a pies juntos fueron memorables. La faena al tercero fue la más completa: estatuarios imposibles en el centro del ruedo, toreo con ambas manos de quietud, temple y colocación, manoletinas inigualables (aunque el toro no repite, lo que quita vistosidad) y estocada sublime. Hubo petición de dos orejas pero el presidente, que debía haberse contagiado por la afición venteña, sólo concedió una. El quinto bis fue un toro complicadísimo al que José Tomás hizo una faena muy seria, sacando pases de uno en uno y aguantando coladas del toro en un acto de pundonor impresionante.

El Juli volvió a demostrar su condición de figura. La temporada que lleva es impresionante. Toreó muy bien con la capa a sus tres toros (quite de exposición y quietud en el primero, chicuelinas ceñidísimas ligadas con lances con la capa a la espalda en el cuarto y buen recibo a la verónica en el sexto). Con la muleta, en el segundo aguantó todo tipo de parones del toro en una faena de pases sueltos de mano muy baja y mucho gusto (la ligazón era imposible por la condición del toro). Después de un pinchazo sin soltar la espada y una estocada hasta la bola cortó la primera oreja. La faena al quinto fue completísima: comienzo poderoso y artístico tras el cual dio mucho sitio al toro para instrumentar una buena serie con la derecha; luego, otra arrastrando la mano y templando hasta hacer eternos los pases; siguió con la derecha, intercalando cambios de mano ligados con naturales muy toreros; al natural, más cerca, algunos pases fueron sublimes; nueva serie con la derecha de mano baja y templanza y final de faena con una rodilla flexionada. Pincho y colocó luego una estocada casi entera y las dos orejas fueron una recompensa justa por una faena maciza. En el sexto, los peones nos deleitaron con una magnífico tercio de banderillas, (en especial, primer y tercer par). Con la muleta, El Juli volvió a torear muy bien en un par de series con cada mano antes de que el toro se quedara corto y recurriera a circulares en los que volvió a demostrar su maestría. Después de una estocada tendida cortó otra oreja.

Y volvemos a las preguntas:

1.- ¿Por qué le cuesta tanto a El Juli conectar con el público y obtener el reconocimiento de los aficionados? Con lo bien que torea, ¿qué es lo que hace que salvo en faenas como la de Madrid o la del quinto de Ávila falte transmisión? ¿Es colocación, hondura, distancias,...? ¿O es que su misma facilidad técnica hace que sea menor la sensación de peligro?

2.- Después de esta temporada triunfal de José Tomás, ¿cómo hará para seguir conservando el mito? ¿Es posible pisar el sitio que pisa con veinte o treinta corridas más? Y cuando la gente le haya visto ya cinco o seis tardes, ¿le perdonarán los enganchones, las estocadas defectuosas,...? ¿Serán los públicos capaces de valorarle como un torero genial, único, pero humano, o en las tardes en la que no quepa el mito la agresividad contra él será mayor porque la decepción será también más profunda?

jueves, 2 de agosto de 2007

¡Vámonos al Puerto!




Nos vamos al Puerto, al Puerto de Santa María, a ver los toros del atlántico, como vimos antes los toros mediterráneos de Barcelona, los fluviales toros romanos del Betis, los toros mesetarios de Madrid.

¡Ay Lola! Cuando la Lola se va a los Puertos la Isla se queda sola.

Aquí se quedarán sola Las Ventas (todo en venta) y la Maestranza (todo en danza).

Hemos preparado la furgoneta para los dos grandes diestros que se anuncian: Lorenzo Clemente, “el Garrigueño” y José María Jurado “el niño del Almanaque”, llevamos en la maleta los ternos de purísima y oro para anunciar el verano (Lorenzo), plata y azabache catafalco para despedirlo (José María).

La cuadrilla al alimón: buscamos un mozo de espadas que nos lleve el búcaro, nos sirva los anisetes y nos despeje una mesa en Casa Flores.

Pues eso: al Puerto, donde llega el aire salobre del mar a la Plaza, ¡quién no ha visto toros en el Puerto, no ha visto toros! (Joselito), con sus golondrinas revoloteando por las vidrieras becquerianas de su balconcillo presidencial, sus corchetes uniformados que tocan el clarín subidos en un escabel como quien anuncia un pleno por bulerías de la sesiones constitucionales (¡viva la Pepa!).

Llevamos preparada la camisa guayabera, el cheque para el marisco, el sombreo de jipijapa, el café de puchero, el puro habano y el cante jondo porque nos vamos al hemisferio austral: al rincón del Sur, donde pasan nubes como toros acaracolados de Alberti, donde salen toros de Villalón con los ojos verdes, donde la plaza se eleva y se torea al borde del mar, al borde del verano y se vive en una barcaza lenta con las redes de pescar rotas.

En “fragoneta” o calesa, la cuadrilla de la Gran Temporada (¡ay Quiñones!) se va al Puerto buscando el capote azul de Paula por el cielo.
Los carteles (véase entradas):
Sábado 4
Toros de Parladé
E. Ponce
J. Conde
S. Castella
Domingo 5
Toros de Torrehandilla
Jesulín
Juli
Manzanares
Domingo 12
Núñez del Cuvillo
Finito
José Tomás
El Cid