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viernes, 31 de diciembre de 2010

Memoria del 2010

Este año he vuelto a recorrer media España buscando la tarde mágica, el momento de inspiración. He vuelto a algunas plazas que hacía algunos años que no pisaba (Valencia, Algeciras, Brihuega,...), he conocido otras nuevas (Bilbao, Albacete,...) y, desafortunadamente, no he podido acudir a Nimes, lugar que reconozco me atrapó el año pasado por su forma de entender la Fiesta.

Tal vez el reencuentro más feliz, después de varios años, ha sido con la Plaza de Cáceres, el origen de mi afición. Porque siempre es un placer volver al recuerdo de la infancia, porque el Club Taurino Cacereño me trató de forma excepcional (Ambrosio García Polo tuvo incluso el detalle de hacer una reseña de mi conferencia en el programa de mano de la corrida) y porque compartí la tarde con Pablo Pámpano y con José María Jurado.

La base de mi temporada ha sido la Plaza de Las Ventas (28 tardes), pero he estado seis en Sevilla, tres en Olivenza, Valencia, Vistalegre (Madrid) y Huelva y dos en Valdemorillo, Bilbao, El Puerto de Santa María, Algeciras y San Sebastián de los Reyes.

Las tardes más completas han sido en Sevilla, Algeciras y El Puerto de Santa María (el toreo siempre viene con aires del sur), con algún momento muy bueno en Olivenza y Vistalegre y el recuerdo de los quites de Morante y Luque en Las Ventas. Además de por ver toros, el viaje a tantos lugares ha sido siempre un placer por los amigos con los que lo he compartido, por el encanto de las ciudades y por lo apasionante de la gastronomía de nuestro país.

Con la esperanza de que en un par de meses (o menos), volvamos a ver en la plaza la gracia de Morante, la plenitud de El Juli, la liturgia de José Tomás, el empaque de Manzanares, la inteligencia de Ponce, el poso de Juan Mora,... enumeremos los lugares que han compuesto esta peregrinación anual.
  • Valdemorillo: 2
  • Vistalegre (Madrid): 3
  • Olivenza: 3
  • Valencia: 3
  • Brihuega: 1
  • Sevilla: 6
  • Madrid: 28
  • Bilbao: 2
  • Cáceres: 1
  • Algeciras: 2
  • Barcelona: 1
  • Huelva: 3
  • El Puerto de Santa María: 2
  • San Sebastián de los Reyes: 2
  • Pozuelo de Alarcón: 1
  • Albacete: 1

Y, por este año, sólo resta desear los mejor para el 2011 a todos los que nos seguís, comentáis, linkáis y os acercáis cibernéticamente de cualquier modo.

Que 2011 sea próspero y taurino.

martes, 28 de diciembre de 2010

Reflexiones sobre el final de un año

El año que acaba ha dado más noticias que alegrías. Desde la muerte de Adrián Gómez a múltiples cornadas que han tenido y siguen teniendo a muchos toreros de oro y plata en el dique seco: José Tomás, Manzanares, Curro Molina, Luis Mariscal,... Ha dado suspensiones en plazas de primera (Málaga) y ha dado amagos de suspensión que pueden haber hecho mucho más daño aún a la fiesta (Puerto de Santa María). Ha dado multitud de tardes horrorosas (casi todo San Isidro y el Aniversario) y ha dado la prohibición en Cataluña. Ha dado el fin del programa El Albero y una información taurina cada vez más ausente en los informativos, salvo si es para informar de alguna tragedia.

Pero este año ha dado también un Morante en tardes de gloria (Nimes, Jerez, Badajoz, Cantalejo, los quites de Madrid,...). Ha dado un año redondo de Juli y tardes memorables de un Manzanares cada vez más asentado. Ha dado los veinte años de alternativa de Ponce. Ha dado una tarde en Las Ventas (la de Juan Mora en otoño), con un resultado triunfal en cuatro de los toros, algo que hacía más de diez años que no se recordaba... Ha dado "Plaza de Toros", el grandísimo libro de José María Jurado y Pablo Pámpano en La Isla de Siltolá. Y ha dado otros muchos sentimientos y tardes de pasión.

La temporada que se ha ido no ha sido buena en lo artístico y ha sido ruinosa en lo económico. Y la que viene no se adivina mejor. Pero entre todos tenemos que hacer lo posible para que lo bueno tenga más eco que los gritos de la mediocridad y las tardes aburridas. En esta labor, la televisión desempeña un papel fundamental y no sé bien si todos los profesionales lo tienen claro y actúan en consecuencia.

Les comento un breve sucedido que ilustra a las claras lo que comento. Hace un par de semanas, en la entrega del Premio Taurino de ABC a Enrique Ponce tuve la suerte de poder departir extensamente con responsables de varias televisiones involucrados en la información taurina. Los datos que daban eran demoledores. Comentaban que para ellos, dar una corrida cualquiera en una plaza sin mucha relevancia era mucho más caro que dar un partido de la Champion League de Fútbol. Que los derechos de imagen que había que abonar a los toreros eran estratosféricos. Y que, además, había que pagar dinero a todos los que participaban de cualquier modo en el espectáculo, desde los banderilleros hasta los empresarios, pasando por los mozos de espada, los ayuda,... Parece que en algún momento habían planteado que no era sensato que alguno de esos individuos tuvieran que percibir importes de ninguna clase por televisar un festejo y que se les había respondido que aquello eran conquistas laborales a las que no iban a renunciar. Como respondían con evasivas muchos toreros cuando se les trataba de hacer una entrevista (es más difícil entrevistar a algunos toreros que a cualquier estrella mundial del rock). Aquellos profesionales (algunos con importantes responsabilidades televisivas) se quejaban amargamente de la falta de visión del taurinismo. Argumentaban que en un momento en el que, con muchas voces en contra, hay directivos en distintas televisiones empeñados en difundir la Fiesta, son los propios profesionales y acompañantes los que dificultan que esta difusión se pueda llevar a cabo.

Particularmente creo, y así se lo indiqué, que la difusión taurina debe hacerse de otro modo. Que en lo relativo a la información, de lo que se trataría es de conseguir que, durante la temporada, hubiera al comienzo de cada semana (probablemente el martes, para no coincidir el lunes con la avalancha del fútbol) piezas de dos o tres minutos en los que se mostrara en los informativos lo mejor de los festejos celebrados la semana anterior, sobre los que cada cadena pudiera efectuar sus montajes y hacer sus comentarios. Creo que es imprescindible difundir esta parte positiva de la tauromaquia y que para ello debe ser la propia organización de la Fiesta la que, con generosidad por parte de todos, pudiera organizar estos resúmenes y facilitarlos a las televisiones (consiguiendo, si es posible, el compromiso de estas de difundirlos en los informativos).

Y entiendo que la retrasmisión de los festejos en abierto es también fundamental. Mejor si pudiera ser de festejos en plazas relevantes y con carteles de interés, que con toreros mediáticos en plazas de tercera. Con comentarios que ilustren sobre el comportamiento de los toros, sobre la técnica del toreo, sobre Historia de la Fiesta, sobre los propios toreros (sí, como hacía el genial Matías Prats),...

La tauromaquia requiere dejar de estar a la defensiva y pasar a una ofensiva de dignidad y trasparencia. En ello nos jugamos el futuro. Y sería muy mezquino que intereses cortoplacistas lo entorpecieran.

(Una aclaración, probablemente innecesaria. No tengo nada contra José Tomás. De hecho creo que todos somos conscientes de que con cuatro o cinco toreros con su actitud, con su compromiso ético y su entrega, la posición social de la tauromaquia sería otra, y ni televisión haría falta. Aún así, creo que sería un buen gesto que permitiera la televisión en uno de los festejos en los que participara la próxima temporada. Creo que el problema de la televisión no está precisamente en el único torero que llena las plazas donde torea todas las tardes, siendo además, como es, el que más información consigue que se difunda en espacios generalistas).

lunes, 13 de diciembre de 2010

Salve Morante

Hacía mucho que no me asomaba a esta plaza cuya concesión comparto con el maestro Lorenzo Clemente quien la ha llevado a unos niveles de excelencia insuperables.

Con motivo de la entrega a Morante de la Puebla del premio "Mercuriales de Plata", por parte de la tertulia sevillana "Los Mercuriales", concedido junto al gran comunicador y poeta Antonio García Barbeito, pronuncié estas palabras de homenaje al torero.

Pasamos una velada estupenda, en el acto estuvieron presentes Lorenzo y Pablo Pámpano que hicieron el esfuerzo de venir desde Madrid y Cáceres respectivamente.

Pablo obsequió al Maestro con su "Morante de Tabaco y oro", que es una maravilla y se puede adquirir aquí: inmejorable regalo ahora que en el 2011 van a prohibirlo todo.



SALVE MORANTE

Salve, Morante, yo te saludo como se saluda a los césares porque en un anfiteatro de las Galias has reclamado este año el trono del toreo eterno, sentado en aquella sillita de enea, cima de la gracia y del embrujo, donde antes se sentara Rafael el Gallo.

Salve Morante, morituri te salutant, los que vamos a morir te saludamos, nada quedará de nuestros afanes, el fuego devorador abrasará nuestras palabras y el viento del tiempo aventará nuestras cenizas, solo somos hombres, estelas en la mar, sombras de arena incapaces de luchar contra el cronómetro con sus pequeñas palabras, pero tú, José Antonio, has parado los relojes, has abolido el tiempo. Ocupas un lugar entre los escogidos.

¿Qué diríamos, humildes escribidores, si viéramos aparecer ahora entre nosotros a Homero, a Dante o a Virgilio con toda su majestad, con toda su grandeza? La admiración nos paralizaría. Pues no es menor hoy mi terror sagrado al hablar de ti, frente a ti, Morante de la Puebla.

Para Leonardo la pintura era una cosa mentale, tú sabes bien que el toreo está en la cabeza, como lo está en la memoria de los aficionados. Mientras exista el mundo, existirá el toreo, mientras exista el toreo, cosa mentale, perdurará Morante.

Nosotros moriremos, José Antonio, pero tú no y por eso los que vamos a morir te saludamos, porque te hemos visto caminar una tarde de abril con la vida echada sobre el capote hacia el negro chiquero ancho de la Plaza de Sevilla, que como todos los chiqueros de todas las plazas de toros del mundo comunica con el Hades, el Infierno al que sólo bajan los elegidos, y te hemos visto salir resucitado entre las orquídeas fucsias con que cada mayo enciendes la Plaza de Las Ventas, igual que hace Ceres cuando visita a su hija Perséfone y llena las praderas de gencianas rosas y mimosas amarillas donde se duerme el toro de la primavera.

No nacen mis palabras, casi sacrílegas, José Antonio, sólo de una admiración rendida, de aficionado que te sigue por las plazas y que se extasía con tu arte, que también, ¿se me nota demasiado? Yo me vuelvo loco cada vez que haces el paseíllo. Sino de la realidad contrastada de que no ha habido en la historia del toreo más allá de diez figuras que hayan dejado el rastro luminoso del cometa y tú eres una de ellas, José Antonio, tocado por la gracia, elegido de los dioses.

Recibir este don es una carga pesada y supone una responsabilidad tremenda, al Morante que quedará de perfil en la historia, como los reyes y los emperadores en las monedas, se superpone el Morante real de carne y hueso, el que debe soportar sobre su capa y su muleta el fuego del duende y el místico arrebato del valor.

Hoy celebramos al hombre y al torero, pero late en esta sala la memoria sagrada de los héroes.

Entender esto es muy difícil, pienso que debe ser muy complejo para ti asumir tu forma humana, pero tú eres un hombre recto, humilde, inteligente, lo hemos visto en la plaza que es donde se ve a los hombres. Hace poco en una entrevista te preguntaban si el toreo era arte, no te limitaste a un “sí”, dijiste “sí, cuando se manifiesta en su plenitud”. Esto es más profundo de lo que parece, en estos días de acoso y derribo de la fiesta, tú señalas el camino de la excelencia y la liturgia, el lugar del rito y la belleza. La perfección. Porque el toreo puede ser muchas cosas, una danza, un combate, un juego, pero determinados seres elegidos con determinados toros elegidos, se unen para construir, en un tiempo que se sale del tiempo, en un presente perpetuo, el más bello poema, hecho de luz, de sangre, de color, de muerte y vida.

Quiero cimentar mis palabras con una breve teoría sobre tu arte, nuestra admiración irracional no nace solo de una fe incondicional, nace del conocimiento de la fiesta, de todas las tardes, de todas las plazas por las que te hemos seguido.

La tauromaquia moderna, antes de la verticalidad manoletina -con sus estragos y sus aciertos técnicos- nace con Joselito, Belmonte y Rafael el Gallo cuando se produce, además, la vinculación del toreo con las artes y la filosofía en la edad de platino de la cultura española.

Pienso que Morante es un océano donde confluyen estos tres ríos: su concepto del toreo participa de la naturaleza agónica de Juan Belmonte, con el que comparte seriedades y ensimismamientos, lo hemos visto en su lucha trágica contra el infierno arrodillado de la puerta de toriles una tarde de abril en Sevilla o en la corrida de la Beneficencia de Madrid en la que vio pasar uno tras otro, hasta el último y glorioso, la camada completa de los toros de Gerión que combatiera Hércules. Y sin embargo, en ambos casos se nos apareció finalmente transverberado en Joselito: en aquella tarde histórica de Sevilla recibió al toro con unas verónicas de mano tan baja que parecían derechazos poderosos, instrumentados por la inmensa sabiduría de José que siempre está en el conocimiento de su muleta.

Recuerdo que la tarde de la Beneficencia vimos a Morante, querido Antonio Barbeito, como al Cristo de la Piedad del Baratillo entre sus banderilleros, así de roto iba hacia el trasmundo y reluciente salió para dar valor artístico al misterio de vivir con la muerte y la muleta en la mano. Cual Joselito en su gloria.


Morante, como esa tarde, es además el banderillero más puro, su poder en las banderillas es el de Joselito porque hace la suerte clásica y sale andando de la cara del toro, pero cuando ejecuta el par al quiebro -de sabor tan antiguo- sólo podría ser de Rafael el Gallo, el divino calvo que invento tres cuartas partes de las suertes modernas con la gracia suprema de Andalucía..


José Antonio Morante de la Puebla: la Santísima Trinidad del Toreo, transfigurado en Madrid y Sevilla.

Cuando veo fumarse un habano a Morante, sueño que es un torero de ultramar, por ejemplo en la tarde de miel y oro del último Domingo de Resurrección: miles de palomas torcaces pidieron el laurel para el torero que, como un orfebre mágico, había labrado, muy despacito, en su pequeño taller de albero y gracia, una pieza lenta para el recuerdo, una suave guajira mecida en la muleta con el duende barroco de una bambalina bordada por Rodríguez Ojeda. Todo lo hizo bien, todo pausado, como en un telar. Y en ese misterioso compás, y en esa exacta cadencia y en el eterno desplante capaz de adormecer el tiempo se veían viejos galeones y toreros antiguos y músicas extrañas y flores remotas. Porque así, frente a las dóciles astas de una muerte dormida se revelaba, otra vez -Resurrección- el fondo del dilema: ¿Se puede prohibir la belleza?

José María Jurado

jueves, 9 de diciembre de 2010

Un regalo taurino por Navidad

PLAZA DE TOROS, OBRA GRÁFICA

(La tauromaquia de Pablo Pámpano)


Si ya has leído el libro
no te pierdas la película.


ANTONIO ORDÓÑEZ, por Pablo Pámpano

lunes, 6 de diciembre de 2010

Curso de Introducción a la Tauromaquia (y 3)

El fin de semana del 27 y 28 de noviembre tuvieron lugar las últimas jornadas de esta segunda edición del Curso de Introducción a la Tauromaquia para aficionados.

El sábado por la mañana hubo una intervención de Eduardo Martín Peñato, ganadero, Presidente de la Asociación de Ganadería de Toros de Lidia y Director Gerente y portavoz de la mesa del toro. Durante aproximadamente una hora nos estuvo hablando de cómo, a su juicio, uno de los grandes problemas de la Fiesta es la poca importancia que se la da al toro y cómo eso se deriva de la escasa unión de los ganaderos y de los bajos precios. Expuso que, de los importantes costes que supone organizar un festejo taurino, la compra de los toros representa en torno a un 6% y que en ninguna actividad económica quien representa un 6% de los costes tiene verdadera relevancia. Este porcentaje habría ido reduciéndose de forma muy sustancial a lo largo de todo el siglo XX. Además, ahora son las figuras, las empresas y los veedores quienes eligen los toros, en vez de el ganadero. Habló también de la multitud de festejos taurinos de todo tipo que se dan a lo largo de la temporada y respecto a los cuales las corridas de toros y novilladas picadas son un porcentaje muy escaso. Defendió esos espectáculos por su importancia económica para el ganadero y por la gran repercusión social que de este modo tiene la fiesta de los toros en multitud de pueblos. Para él, no es un problema que queden muchos toros en el campo porque lo que sucede es que a cada ganadero le quedan los restos de que las camadas no sean divisibles por seis.

Como curiosidad, expuso la división que se produjo hace muchos años entre los ganaderos de la Unión y los de la Asociación para que los primeros lidiaran en corridas de toros y novilladas picadas y los de la Asociación en el resto de festejos y cómo eso originó una importante ventaja económica para los ganaderos de la Asociación, de modo que la Unión pidió romper el pacto, pero sin que ello implique que unos animales sean mejores que otros (así fue contada la historia). Y contó también la historia de la Mesa del Toro y, en especial, de lo importante que fue la exposición de organizaron en Bruselas cuando iba a plantearse la discusión sobre la tauromaquia en el Parlamento Europeo.

En definitiva, su propuesta de mejora de la Fiesta se basaba, sobre todo, era que se alcanzara un pacto de precios de modo que no se pudiera vender ningún animal por debajo del coste medio de producción del mismo. Así, no existiendo competencia en precios por debajo del mínimo, se tratarían de comprar los mejores animales, no los más baratos.

He coincidido con Martín-Peñato en otras ocasiones y reconozco que la visión de la Fiesta que tiene difiere absolutamente de la mía. No dudo de su sinceridad ni de su afición, de su trabajo ni de su empeño en defender la Fiesta. Pero me cabe la duda de si quiere defender la Fiesta como rito y como liturgia (que es mi visión) o como negocio de venta de ganado (que es el suyo). Obviamente, repetir insistentemente lo importantes que son los miles de festejos con animales de lidia que hay en multitud de pueblos de España y la necesidad de alcanzar un acuerdo sobre el precio de los animales para todos los festejos (incluido esos) es poner el foco del problema en un lugar que nunca se me hubiera ocurrido, ni creo que sea el relevante. Sin duda, hay un debate subyacente que es el de si la tauromaquia se defiende mejor como espectáculo elitista (intelectualmente, no en lo económico) o con la generalización de festejos. Es decir, haciendo menos festejos, pero con una mayor previsibilidad en el comportamiento del ganado (vía mejor selección) y mayor exposición y compromiso de los toreros (con menos festejos), o si lo que hay es que hacer muchos festejos, en todos los sitios posibles, para que vaya mucha gente y así a los políticos les resulte más difícil prohibirlos. Yo creo que hay que tender a lo primero, a que cada festejo sea un acontecimiento. Sin embargo, los que están defendiendo la Fiesta en la Mesa del Toro van por el otro camino; y no sé si es por verdadera convicción o porque, a la vez, están defendiendo su negociete.

Respecto al acuerdo en materia de precios, da igual lo que se le explique a este señor, que él dice que esa vía es la que hay que tomar y que él consigo mismo ha decidido que eso es legal. Da igual que se le explique que los acuerdos en materia de precios son contrarios al derecho de la competencia, que no se puede hablar de costes medios,... Da igual que se le diga que efectivamente el dumping está prohibido y que eso permite actuar contra quien haga dumping, pero no alcanzar un acuerdo de precios en un sector legalmente oponible a todos los empresarios del mismo. Da igual, él ha decidido que eso es así y no está dispuesto a aceptar ninguna opinión en contra. De hecho cambia el gesto y arremete contra el Tribunal de Defensa de la Competencia cuando le recuerdo que ya les atizó bien a todas las asociaciones ganaderas hace unos años por imponer condiciones de venta de los toros a sus asociados. En el fondo, me recuerda mucho a algunos pequeños empresarios que creen que para defender su negocio lo que hay que hacer es ponerse todos de acuerdo y repartirse el mercado. Y no se paran a analizar (no son capaces de hacerlo) si eso vulnera las actuales leyes, cómo es la realidad de la economía actualmente,... Que la defensa de la Fiesta esté en manos de gente que piensa de este modo me preocupa. Pero es lo que hay.

El sábado por la tarde hubo examen del que salieron veinte seleccionados para ponerse delante de las vacas el domingo por la mañana en la Ganadería de los Hermanos Pérez Villena, cerca de Valdemorillo. Bonita aunque gélida mañana de domingo (algo menos en la gran plaza cubierta), e interesantísimo examen práctico con El Bote y Boni dirigiendo a los chavales de la escuela que paraban primero los animales y a los aficionados que se pusieron delante de ellas más tarde. Alguno se llevó algún topetazo fuerte porque alguna de las vacas desarrolló un punto de peligro. Buena jornada, caldereta, entrega de diplomas y a casa.

Para los curiosos, no me puse delante de los animales porque no me presenté al examen. Tuve que irme el sábado después de la sesión de la mañana a Logroño para dar una conferencia en la Peña El Quite. Magnífica la acogida y muy buen rato el que pasamos tanto en la conferencia como en el rato posterior tomando buenos riojas y con una gran cena. Interesantísima la labor que hace esta peña difundiendo los más variados aspectos de la Fiesta.

Gracias también desde aquí a Pedro Mari Azofra por su artículo en El Correo Español y a Pablo García Mancha por la entrevista del pasado jueves en su programa radiofónico.