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martes, 29 de mayo de 2012

Muchas cosas en tres días

Estos tres últimos días han sido pródigos en noticias en torno a un San Isidro que ha remontado por momentos.

El domingo por la mañana se presentó en la Sala Cossío el libro "La economía del escalafón" un interesante trabajo del profesor de Economía de la Universidad de Barcelona Vicente Royuela.  Este estudio, en gran medida econométrico, con un aparato estadístico importante, tiene todo el rigor que corresponde a un análisis universitario, pero rezuma también la sabiduría del buen aficionado.  El acto fue presentado por Carlos Abella, Director del Centro de Asuntos Taurinos de la CAM y el autor por Juanma Lamet, periodista económico del diario Expansión y autor del blog "Tauroeconomía".  Una auténtica pena que la sala no tuviera una mayor afluencia de público porque este libro y la interesantísima, rigurosa y amena presentación del profesor Royuela es de las que dan la medida de por dónde debe ir el acercamiento de la tauromaquia al mundo intelectual de nuestros días.  Puede encontrarse un amplio resumen del trabajo y del acto en el siguiente enlace de la web "Taurologia"
http://www.taurologia.com/fiesta-vista-microscopio-social-economico-profesor-1660.htm

Por la tarde, vimos una corrida de Baltasar Ibán con momentos de interés.  El segundo fue un buen toro al que Serafín Marín le hizo una faena correcta, con series importantes y un final muy emocionante, que hubiera tenido premio si no llega a pinchar con la espada.  El tercero también fue un toro al que se podían hacer cosas, aunque fue perdiendo fuelle; Pinar le dio distancia y la faena perdió intensidad.  Espínola no se acopló con el cuarto, un toro con una embestida que pareció dar más posibilidades de las que el mejincano lució.  Los otros toros dieron menos oportunidades en la muleta, aunque en general mantuvieron la emoción.

Ayer la novillada tiene un nombre: Gómez del Pilar. Un chaval que estuvo sensacional en sus dos novillos, con variedad en el toreo de capa, solvencia en la lidia, buena cuadrilla y faenas de muleta macizas.  Una pena que no acertara con la espada en ninguno de los novillos porque una tarde que pudo haber sido de cuatro orejas se quedó en una.  Hubo algún atropello, pero es lo lógico en un novillero.  Lo que más me gustó, y hubo mucho bueno, es que las faenas de muleta tuvieron "estructura", algo que no suele haber prácticamente nunca y que para mí es esencial.  Las faenas comenzaban con un tipo de toreo para centrar al toro y atraer al público, seguían con buenas tandas en redondo por ambas manos y finalizaban con pases de ayuda y vistosos que ayudaban a cuadrar al toro.  Esto, que parece tan elemental, no tiene nada que ver con colocar al toro a tirones para darle derechazos y volver a colocarlo a tirones para cuadrarlo.  Ni con ir dando pases de uno u otro modo según se le vaya ocurriendo al diestro, pero sin sentido ninguno.  Los dos novillos de Guadaira fueron muy buenos, sobre todo el quinto (con el extraño borrón del momento en que decidió rendirse e irse al suelo, aunque cuando lo levantaron siguió embistiendo como si nada).  Alberto Durán y Damián Castaño tuvieron poca suerte con sus lotes y estuvieron decorosos.

Y hoy, los toros de Las Ramblas han sido flojos y descastados, con todos los matices que se quieran.  El Fandi ha demostrado que torea a la verónica cada vez mejor, que sigue teniendo una forma física envidiable aunque la forma de poner banderillas es más atlética que honda y que con la muleta es eficaz, pero no transmite mucho (al menos, con toros como los de hoy y en Madrid).  Perera ha estado muy serio nuevamente, a pesar de que algunos la tienen tomada con él.  La faena al sexto ha sido muy importante, teniendo en cuenta las condiciones del animal..  Lo que no se puede es fallar con la espada.  Y Aparicio ha vuelto a estar impotente, sobrepasado por el toro, temeroso y sin sitio.  Ha recibido una fuerte bronca en el cuarto y empezaban a verse almohadillas en el ruedo cuando hemos visto que el Fandi le quitaba el añadido en presencia de Perera.  Ahí, ha surgido división de opiniones entre los que aplaudíamos la trayectoria del torero y su decisión y los intransigentes que han seguido lanzando de todo al ruedo.  Lo siento, pero por muy mal que esté, a un torero que decide cortarse la coleta no se le puede despedir con almohadillas.  Un respeto a quien, con ese gesto, ha tratado de volver a poner en valor el traje de luces.  Pero la plaza de Las Ventas ha perido mucha de la sabiduría taurina que una vez la caracterizó.

La anécdota ha sido el espontáneo que ha saltado cuando han devuelto al cuarto y que ha sido rápidamente reducido por las cuadrillas sin que pudiera llegar a acercarse al toro.


domingo, 27 de mayo de 2012

Seis días de mayo seis

La Feria de este año, si nada lo remedia los próximos siete días, será recordada como una de las peores de toda la historia.  Si esto es una muestra de cómo está el toreo, ya podemos irnos buscando otras pasiones.  La ausencia total de una estructura en la Fiesta que reflexione sobre ella y potencie sus valores impide que después de un comienzo de temporada tan plano en todas las planas (con excepciones puntuales) se toque a rebato y se pongan los cimientos de otra forma de hacer las cosas.  Hay que mantener la esperanza, pero a veces se hace muy difícil.

Viendo ayer los rejones pensaba en cómo el toreo a caballo ha conseguido evolucionar y conectar con los públicos de un modo cada vez mayor a la vez que va produciéndose una mayor desconexión en el toreo a pie.  Es curioso cómo el público de rejones es más joven, más festivo y más alegre que el del resto de las tardes.  Esto no es sólo porque haya una mayor perfección técnica en los caballeros rejoneadores, porque también los toreros tienen cada vez una técnica mayor.  Lo que ha conseguido Pablo Hermoso (primero) y luego Ventura, Leonardo y los demás es dar espectáculo, conectar con el público, incluso cuando sale una corrida tan mansa y descastada como la de los Espartales de ayer.  Sin duda, lo que a primera vista parece una victoria, resulta una tragedia si se analiza con un poco de sosiego.

Una de las corridas estrellas de la Feria, la del miércoles 23, resulto un fiasco.  Por la mañana, Juan Pedro (hijo) había estado descubriendo una placa en el patio de desolladero en recuerdo de la corrida más brava del pasado San Isidro.  Los hermanos pequeños de aquellos toros dieron, sin embargo, un resultado pésimo.  Frente a ello, a Juan Pablo Sánchez se le vio decidido, aunque verde.  Talavante dio muestras una vez más de su buen momento y su compromiso, aunque sólo pudo estar lucido en momentos puntuales.  Y Morante dejó muy escasos apuntes en sus toros y un buen quite en el sexto.  Lo de la bronca que, al parecer, originó Fernando Lozano por ese quite no es de recibo.  Si tiene que haber piques o broncas es entre los toreros, nunca de alguien vestido de calle con alguien que se ha jugado la vida (con mayor o peor acierto) delante de los que salen por la puerta de chiqueros.

Lo del lunes había sido demencial.  No es de recibo una corrida de tres horas, con tres toros devueltos y en la que al final se lidiaron toros de cinco ganaderías.  ¡Una vergüenza!  Pese a ello, pudimos disfrutar de un grandioso tercio de varas del mejicano Ignacio Meléndez.  A pesar de que fue derribado en uno de los encuentros, la ejecución de la suerte fue sensacional.  Morenito de Aranda cortó una oreja por una faena en la que dejó detalles de toreo caro, aunque faltó rotundidad.  Es un torero que tiene un concepto sensacional y que tiene que romper, pero para ello tiene que salir un toro que tenga bravura, nobleza y continuidad.

La corrida de Alcurrucén del martes ha sido, hasta el momento, la mejor. Con al menos tres toros que dieron opciones.  El Cid puso voluntad y dio alguna serie de calidad, pero se le vio desacoplado en la mayor parte de la faena.  Todos los toreros tienen baches; esperemos que se le pase.  No es de recibo lo de algunos sinvergüenzas del público con Perera, que tuvo una actuación tremendamente seria.  En la puerta grande de cada plaza de toros deberían poner (como en la Academia de Platón) que no entrara en ese templo quien no supiera geometría.  Porque a poca geometría que sepa uno, tiene que ser consciente de que no puede estar colocado en el mismo sitio en el primer pase que en el tercero, como le pedían al de la Puebla del Prior.  La heroicidad de los toreros está probada por el mero hecho de hacer el paseillo, pero tener que soportar luego a estos individuos y sobreponerse a ellos para seguir concentrado y tratar de hacer faena es, al fin, de seres superdotados.  Fandiño estuvo bien, valeroso y toreando con gusto al tercero.

Los cuvillos del jueves decepcionaron.  Y la gente salía preocupada no sólo por eso, sino porque en Sevilla tampoco habían acabado de romper.  Y todo el mundo tiene en mente la tarde del día 6, con Morante, Manzanares y Talavante.  ¡A ver si han reservado para ese día lo mejor de la camada...!  Luque y Silveti quedaron inéditos y Castella, que reaparecía después de la cornada de la semana anterior, estuvo muy serio y toreando al cuarto con calidad, tanto en el toreo profundo como en el de cercanías.

Era extraño verse un viernes en una novillada.  No sé si era por no sé qué partido, pero no se notaba la rotundidad que suele haber al final de la semana en los aledaños de la plaza.  A la plaza salieron auténticos toracos.  No es de recibo que le suelten esos bichos a los chavales.  Les sobraban más de cien kilos a cada uno y les faltaba remate.  Así no hay manera.  Los novilleron demostraron ganas y falta de oficio a partes casi iguales.  Todos recibieron golpes y volteretas y casi siempre por culpa suya.  Sergio Flores estuvo muy entregado toda la tarde, pero transmitía muy poco lo que hacía.  Javier Jiménez dejó detalles sueltos, pero le faltó dar un paso más.  Y Fernando Adrián sorteó un mal tercer novillo con el que (acertadamente) abrevió y un encastado sexto con el que creo que pudo estar algo mejor.

Y así se nos fue la semana.  Veremos cómo acaba la semana "torista" con la incursión, para suavizar, de los toros de Las Ramblas.

PD: Interesante la entrevista a Emilio Múñoz en el ABC.  Grandes reflexiones sobre las líneas rectas y curvas.  Lo dicho, que hay que saber geometría...

 http://www.abcdesevilla.es/20120527/cultura-toros/sevi-ultimo-torero-belmontiano-201205262148.html


lunes, 21 de mayo de 2012

Hasta el momento

Llevamos 11 festejos de San Isidro (casi la mitad) y es para hacérselo mirar.  No ha habido ni un triunfo rotundo, ni una tarde completa, ni un encierro entero con interés,...  Ha habido detalles, momentos, gestos y gestas.  Pero eso no es bastante con casi setenta toros lidiados.  No podemos conformarnos con eso.  No es razonable.  Ni, desde luego, es lo que se debe ofrecer desde "la primera plaza del mundo" es una situación de la Fiesta como la que estamos viviendo.  Es verdad que en Jerez y en Valladolid, es un poner, no salen los toros como en Madrid; pero ven torear.  ¿Lo conseguiremos aquí?

Una breve lista de apresuradas reflexiones:

1.-  Aparicio no está para torear. Lo evidenció el día del patrón.  No quisiéramos verle así el día 29.  Si no está, lo mejor es que no venga.

2.-  El Payo tampoco está.  La imagen que dio el día19 fue patética.

3.- Me gustó Matías Tejela, pero le falta dar un paso.  Creérselo, querer ser figura. Como Eduardo Gallo, que ha mejorado mucho pero no rompe con rotundidad.  Ser torero tiene sentido si es para ser un figurón y eso exige dejarse todo en la plaza.  Apostar por ganar la gloria a riesgo de la enfermería.  Hay muy pocos toreros que hoy tengan esta disposición.

4.-  Castella demostró orgullo y pundonor.  La cogida fue espeluznante en la plaza.  Y no podíamos creer que no fuera a la enfermería hasta acabar de lidiar al cuarto.  Podrá gustar más o menos su toreo, pero ha demostrado su dignidad de figura.

5.- No es admisible el comportamiento del siete y sus corifeos con algunos toreros.  Fueron a reventar a Manzanares.  Es una vergüenza y un problema de orden público.  A los alborotadores hay que llevarles al cuartelillo.  Uno puede ¡faltaría más! expresar su opinión.  Pero no reventar a un torero.  Hubo momentos magníficos del torero de Manzanares y faltó ajuste al natural.  La faena al quinto fue de una seriedad total.

6.- Una corrida como la de ayer no debió darse.  No es de recibo tener que soportar una lluvia intensa e incesante durante tres toros.  Si se quiere seriamente que la Tauromaquia sea considerada como evento cultural del siglo XXI la comodidad en la plaza y el respeto a los espectadores debe ser equivalente al que se le da en cualquier otro evento cultural.

7.-  Lo que está pasando en los corrales es de vergüenza.  No puede ser que de once tardes en tres se haya cambiado la corrida titular (ofuscándose el ganadero en mantener dos de sus toros en una de ellas). Los toros hay que verlos en el campo y sólo rechazarlos en la plaza si después de haberlos visto allí han sufrido algún accidente o situación de fuerza mayor que les haya hecho perder su aptitud para la lidia.

8.  Hay que volver a un toro con más movilidad.  Eso exige un compromiso de los toreros (y, sobre todo, de las figuras) de torear toros con más picante.  Pero también olvidarse de los mostrencos que salen por toriles.  Los toros deberían pesar entre 470 y 520 kilos.  Nunca más.

9. El Fundi es un torero que se merece todo el respecto de la afición.  Pero no parece sensato darle una ovación porque le hayan tocado los tres avisos sin ser capaz de matar al toro.  El cariño y el reconocimiento no están reñidos con lo que debe ser una razonable exigencia en una plaza como Las Ventas.

10. Insultante también que la banda (o charanga) tocara cuando el toro devuelto estaba aun en la plaza.  Eso no es motivo de fiesta o celebración, señores.  Y tampoco es comparable a la devolución de un toro por cojo.

12. Muy interesante la selección de invitados a las tertulias de después de los festejos en el espacio del Arte y la Cultura.  Sobre todo porque son gente de diferentes ámbitos profesionales y culturales y se salen de los cuatro de siempre, dando una imagen más fresca y renovada de cómo la gente del común (pero con capacidad y criterio) se acercan con naturalidad al mundo de los toros.

viernes, 11 de mayo de 2012

En tardes así... (Las Ventas, 10 de mayo de 2012)

La corrida con la que dio inicio San Isidro fue mala de solemnidad.  Los toros fueron absolutamente descastados, con un punto (o varios) de mansedumbre.

Frente a estos animales no se puede pretender el lucimiento y Abellán, Leandro y Nazaré recogieron seis significativos silencios al despachar a cada uno de sus toros.

Dicho lo cual, uno esperaría que en tardes así al menos la lidia se hiciera con cierto criterio.  Creo que la mayoría de los toros se lidiaron muy mal.  Tanto al recibirlos de capote, como en los tercios de varas (desastrosos), banderillas (aunque hubo algún par bueno) e incluso con la muleta.

Vayamos por partes.  Con el capote, sería conveniente tratar de parar al toro antes de querer lancearlo de forma lucida.  Y esto debería hacerlo un peón.  Si no es así, porque el público no lo admite (o porque los toreros creen que el público no lo admite, o porque el Sindicato de Banderilleros le ha dicho a sus asociados que eso no forma parte de sus obligaciones según el Convenio...) el propio matador cuando recibe al toro debe fijarlo primero y bregarlo antes de tratar de ir corriendo entre verónica deslucida y verónica deslucida.  Y cuando haya finalizado o se haya aburrido, debe tratar de dejarlo fijado en algún lado de la plaza que no entorpezca la salida de los caballos y la colocación de estos para el tercio de varas.

Sé que con toros mansos y correosos no es fácil hacer las cosas bien, pero lo de los tercios de varas de ayer fue un sainete.  ¿A cuántos toros se les picó con el caballo colocado en su sitio?  En muchos casos, como el toro estaba corriendo por la plaza, se encontró con uno o dos caballos (más no había) y le dieron puyazos o refilones allá donde cayó la puya.  Creo que el caballo de picar debería salir al ruedo por la Puerta Grande.  Hay muchas razones para ello, aunque haya mezquinos (gritones, que no influyentes) que se siguen oponiendo a ello.  Pero mientras sigan saliendo por la puerta contraria y tengan que darse media vuelta al ruedo para llegar a su sitio hay que tratar de que el toro no interfiera en ese paseo.

En banderillas el asunto mejoró algo, porque algo vimos, pero el asunto fue también notablemente irregular.

Y con la muleta pasa algo parecido a lo del capote.  ¿A qué viene que a un toro al que no se ha fijado en el capote, que se le ha picado de cualquier modo y que ni siquiera en banderillas ha fijado su atención el matador comience su faena colocándose ceremoniosamente para citarlo en redondo?  Pasa lo que tiene que pasar, que el toro va, el torero acompaña la embestida hasta donde puede y como el toro sigue corriendo, allá que va el matador a volver a colocarse para volver a hacer lo mismo.  Me gustan las series de derechazos y naturales.  Es la base del toreo actual.  Pero, ¡joder! la lidia tiene sus resortes y al toro se le puede torear por bajo, cambiarle los terrenos, llevarle en una distancia o en otra, no quitarle la muleta de la cara para tratar de evitar que salga suelto al final del muletazo...

La tarde de ayer no hubiera sido lucida de ningún modo.  Los toros no lo permitían.  Pero si todos los que estaban vestidos de luces hubieran querido (y sabido) hacerlo todo bien, perfecto, buscando la excelencia, la tarde hubiera sido distinta.  Hubiera habido toros que se habrían ido sueltos, otros a los que se habría toreado cerca de toriles, hubieran salido sueltos de la suerte de varas o hubiera habido que mover al caballo a otros lugares de la plaza,...  Pero la tarde hubiera tenido su ritual.  La lidia, su sitio.  Y eso es lo que justifica, incluso en tardes como esta, la Fiesta.  Y cuando no lo hay, uno sale aburrido.  Y molesto.

jueves, 10 de mayo de 2012

Preludio de San Isidro

Esta tarde comienza San Isidro, con la ilusión de cada año y con unos diez grados más de los habituales por estas fechas.

Han sucedido muchas cosas en los últimos meses y por diversas razones no hemos podido glosarlas como hubiéramos querido (como, me temo, no podremos actualizar diariamente el blog estos días, como querríamos, aunque se hará lo posible por no dejar tanto espacio como últimamente).

Por lo visto personalmente este año hasta el momento en Valdemorillo (2 tardes), Valencia (1), Sevilla (4, Miura incluida) y Las Ventas (2) la temporada va a resultar dura en los despachos y abierta en el ruedo.

Para casi cualquier festejo, sea en la plaza que sea, hay más papel que nunca.  Con una cierta antelación se puede comprar cualquier entrada por lo legal.  En la reventa este año te hacen promociones de dos por una y te regalan la almohadilla y la merienda si les quitas algo de papel.  Lo de los abonos en Sevilla y en Madrid ha sido significativo.  Aunque al final, las combinaciones de Morante, Manzanares, Talavante,... siguen despertando la misma expectación.

Mención aparte merece el Juli, al que tenemos unas ganas enormes de volver a ver después de que se haya quedado fuera (a mi entender, injustamente) de las principales ferias del comienzo de temporada.  Y esperando la noticia de la vuelta de José Tomás, con rumores cada vez más extraños sobre la temporada que puede querer hacer.

A partir de aquí, David Mora y Fandiño siguen apareciendo como las nuevas figuras. Y aunque en Sevilla han evidenciado ganas y sitio, les falta un punto de rotundidad para arrastrar a la gente.

Por lo demás, una temporada como ésta, con muchos menos festejos, debería ser un acicate para que los toreros de la parte media del escalafón demostraran su ambición sin límite.  Cosa que no sucede del todo.  Tuve esa sensación el pasado domingo en Las Ventas.  Sin duda, Gallo estuvo bien, Salvador Vega mejorable (con un gran recibo de capote rodilla en tierra) y Oliva Soto no tuvo la suerte que sus compañeros en el sorteo.  Pero ninguno de ellos tuvo el empuje de jabatos que se espera del que quiere reventar la temporada.  Y hubo toros que hubieran permitido ponerse en figura para siempre.  Esa disposición, ese hambre (de la de verdad o de la Gloria) es la que uno echa en falta.  Menos "profesionales" y más "genios", que son los que justifican esta pasión.

En cuanto a San Isidro, los carteles son, a gusto del consumidor, "mejorables" o "abiertos".  Hay ausencias que deberían haberse solucionado y toreros que querríamos que hubieran venido más tardes (ellos, parece que no).  Pero en general, lo que está anunciado es lo que hay.  De su disposición y de los toros que les toquen en suerte (además del viento) dependerá.

Last but not least, creo que es importantísimo lo que han hecho tanto la empresa como la Comunidad en el aspecto cultural y de difusión.  Sin duda, cada uno cambiaríamos alguna cosa y modificaríamos (también aquí) alguno de los "carteles", pero el esfuerzo y los resultados son ejemplares.  Se ha conseguido que los toros sean noticia en los informativos desde antes de San Isidro y por intervenciones de personajes culturales de renombre.  También esto tiene que rodarse e ir ajustando, pero es una iniciativa grandiosa que cambiará el acercamiento de muchos a los toros y a la plaza (veremos cómo funciona ese "espacio" que ha montado la empresa después de las corridas).  Con tiempo, le dedicaremos un lugar más amplio a este empeño en el que Carlos Abella por un lado y Simón Casas por otro han tenido tanto que ver. 

¡Que Dios reparta suerte!